Hace 4 meses
439 0 0Durante muchos años, se fomentó y relacionó el bronceado de la piel con las ideas de belleza y bienestar. Cada verano, las playas se poblaban de hombres y mujeres de todas las edades que pasaban horas bajo el rayo del sol, desde la mañana hasta el atardecer, sin ningún tipo de protección ni resguardo.
Es muy probable que ellos ni siquiera fueran conscientes del efecto nocivo que, en el largo plazo, el sol podría tener en sus pieles. Ni tampoco de que esa exposición es una de las principales causas del cáncer de piel. La buena noticia es que es prevenible y en esta nota te contamos cómo hacerlo.
Las radiaciones ultravioletas (UV) provenientes del sol y de fuentes artificiales como camas solares pueden provocar daños graves en:
Pero tampoco tenemos que señalar al sol como el “malo de la película”. Prevenir el daño solar es fácil: solo es cuestión de aprender a convivir con el sol desde temprana edad.
La protección solar desde la infancia es clave. La médica dermatóloga Paula Bourren (M.N. 83.044) sostiene: “La piel ‘tiene memoria’, va acumulando el daño que provoca el sol desde que somos bebés y esto aumenta el riesgo de desarrollar cáncer de piel en la edad adulta”.
Los cuidados durante el primer año de vida del bebé tienen que ser extremos. Es muy importante evitar exponer a los niños directamente al sol en ese período. Y, si van a usar protector solar, no colocar ninguno antes de los 6 meses, aunque sea desarrollado para niños, porque podría provocar alguna reacción en la piel del bebé.
Durante el embarazo, debido al estímulo hormonal, es común que la piel de la mujer adopte un color más oscuro, generalmente en su cara y sector abdominal. También puede ocurrir que algunos lunares crezcan de tamaño, cambien su color e incluso, pueden aparecer nuevos lunares. Esto, según la especialista, no implica siempre que las embarazadas tengan mayor riesgo de desarrollar cáncer de piel. Pero sí recomienda reforzar la protección de la piel para no acumular mayor daño.
El Registro Argentino de Melanoma Cutáneo (RAMC) detectó que, al momento del diagnóstico, la edad media de las mujeres es de 55 años y la de los hombres de 58,3. Por este motivo, es preciso extremar los cuidados durante la adultez si en la infancia y la adolescencia se expuso la piel al sol sin protección en reiteradas oportunidades. La piel tiene memoria, y nosotros también la podemos tener: recordar protegernos cada vez que estemos al aire libre es un hábito que deberíamos incorporar de por vida.